Ernst HÄUSERMANN (* 1947) – Chawan – cerámica de taller

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Descripción

Tipo: cerámica de taller

Diseño: Ernst Häusermann (* 1947)

Ejecución: Ernst Häusermann (* 1947)

Objeto: chawan

Dimensiones: altura: 10 cm, anchura: 10,2 cm

Cuerpo: gris

Superficie: gris, amarillo, rojo, celadón

Año de producción: 1981

Estado: sin daños

Firma: E en un círculo y el año abajo (81)

Marca: H en un círculo

Detalles:
Es muy raro encontrar una cerámica de taller del ceramista suizo Ernst Häusermann. Ernst Häusermann no sólo es ceramista, sino también escultor y artista del objeto. También hay arte suyo en el espacio público.

El Chawan que aquí se muestra refleja la habilidad de este extraordinario artista y convence no sólo por el bello juego de esmaltes, sino sobre todo por la estructura que Häusermann ha dado a las superficies no esmaltadas. A través de la estructura escultórica, el escultor aparece por completo. El lado escultural de esta cerámica de estudio se complementa con el cuerpo grácil y flotante sobre una base esbelta.

Lo que también resulta fascinante de esta cerámica de Ernst Häusermann es que el Chawan tiene muchas caras diferentes, ya que tanto el esmalte como las superficies no esmaltadas tienen tonalidades completamente distintas según el ángulo de visión. Así, cada lado de esta cerámica de estudio tiene su propia característica; dependiendo de la colocación de la pieza, se obtienen varias obras de arte en una.

Para Ernst Häusermann, una obra debe tener diferentes niveles de pensamiento o ser ambigua en cualquier caso:

«Mientras que en el caso de la cerámica de vasija, el umbral de inhibición para poder captar algo de forma ambigua o en diferentes niveles es el propósito de uso. El hecho de que sepas que se trata de un jarrón o algo parecido, que tiene una cavidad, un agujero, que es hermético y que puedes llenarlo de agua para poner flores, o que puedes comer algo de un cuenco… en realidad ya tienes una explicación de para qué sirve la cosa. En este sentido, es casi más complicado acceder a los recipientes que a los objetos, sobre todo si se quiere poner algo más que la finalidad. Con un objeto libre, no tienes la tentación de decir: podría usar esto como un cuenco o un pisapapeles o cualquier otra cosa. Con un jarrón, o con una vasija en general, la explicación ya está en la forma. Por eso es difícil profundizar en el contenido de esos recipientes, porque se conoce el propósito. Entra en lo filosófico, y se hace extremadamente difícil hablar de ello…»  [1]

Nota a pie de página:
1. Messerli Bolliger, Barbara (von Orelli, Barbara): Ein Gespräch mit Ernst Häusermann, in: Museum Burghalde: Keramik der Region. Lenzburg 1987, p. 86-87.